PESQUISA POLITICA
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EDMUNDO OLIVARES ALCALA.
Los diputados de Morena y sus aliados del PT, Verde Ecologista Igual y PRD, nuevamente dan a conocer su verdadero perfil político, engañan a la ciudadanía y le dan la espalda al negarse a votar a favor de exhorta al gobierno de la Ciudad de México, y a la Secretaría de Desarrollo Económico, a implementar acciones urgentes para rescatar a las empresas familiares.
Así mismo se opusieron instituir el instituto del emprendedor local como una herramienta permanente de apoyo a este sector estratégico de nuestra economía.
El diputado del PAN, en el Congreso de la Ciudad de México, Ricardo Rubio Torres, dijo que una sociedad que no apoya a sus emprendedores, está destinada a comprarle el futuro a otros
Al tomar la palabra en el estrado del recinto legislativo, el congresista señaló que es una situación alarmante que compromete no solo la economía de nuestra ciudad, sino también su estructura social y su estabilidad futura: el riesgo inminente de desaparición de las empresas familiares.
De acuerdo con un estudio reciente realizado por el BBVA e IPADE Business School, el 96% de las empresas familiares en México no están en condiciones de subsistir. La mitad está en un riesgo serio de desaparecer.
Indicó que estos datos no pueden tomarse a la ligera, pues detrás de cada empresa familiar hay años de esfuerzo, patrimonios completos, sueños de generaciones y empleos que mantienen con vida a miles de familias.
Este tipo de empresas representan alrededor del 90% del total en nuestro país. Son unidades productivas que han surgido desde abajo, sin privilegios, muchas veces sin acceso al financiamiento formal, pero con trabajo diario y sacrificio constante.
En los barrios, en las colonias, en nuestras calles, todos conocemos a una panadería familiar, una ferretería, un taller, un comercio que ha resistido crisis, inflación y abandono institucional.
No estamos hablando solo de números, estamos hablando de personas. Personas que generan empleo local, que dinamizan las economías vecinales, que sostienen redes de producción y comercio en zonas donde el Estado llega poco y donde las grandes cadenas no tienen interés.
Estas empresas no son una estadística: son la columna vertebral de la economía real. Hoy, sin embargo, enfrentan un futuro incierto. El informe antes mencionado nos revela un diagnóstico sombrío: problemas de gobernanza interna, ausencia de procesos de sucesión, conflictos familiares no resueltos, informalidad, falta de acceso al crédito y un entorno institucional que simplemente les ha dado la espalda.
No basta con reconocerlo: hay que actuar. Y es aquí donde esta tribuna debe cumplir su responsabilidad.
El diputado del PAN presento un exhorto firme, claro y urgente: que el Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Desarrollo Económico, tome cartas en el asunto y diseñe una política pública de rescate y acompañamiento para las empresas familiares.
Propuso también la creación del Instituto del Emprendedor Local. Este organismo debe nacer como una instancia especializada en brindar capacitación, asesoría y apoyo técnico a las micro, pequeñas y medianas empresas, especialmente aquellas de carácter familiar.
Necesitamos una institución que entienda su naturaleza, que hable su idioma, que se acerque a ellas y las fortalezca, no que las margine con trámites y simulaciones.
Ya hay propuestas similares en otras entidades federativas, ya existen antecedentes legislativos, pero es hora de que esta ciudad dé un paso al frente y reconozca que el emprendimiento no nace de las conferencias ni de las incubadoras elitistas: nace de las tienditas de la esquina, de las fondas de barrio, de los talleres mecánicos heredados de padres a hijos.
Es ahí donde se construye la economía local, y es ahí donde debe estar el Estado. No hacerlo sería un acto de irresponsabilidad histórica. Las empresas familiares no están pidiendo subsidios eternos ni prebendas: piden piso parejo, herramientas, seguridad jurídica y orientación para sobrevivir. Piden que se les mire, que se les respete y que se les acompañe en su camino de consolidación.
Con este exhorto, llamamos a dejar de ignorar esta realidad. La Ciudad de México no puede presumir progreso si al mismo tiempo sus emprendedores se están extinguiendo.
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