MEDICOS O ESCLAVOS
- Chronos
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ELIZABETH TAPIA SILVA. ………………………..
La expresión "la muerte deambula por los pasillos de los hospitales" evoca una atmósfera de terror y misterio, haciendo referencia a leyendas urbanas como la de "La Planchada" en México, que habla de una enfermera fantasmal que cuida a los enfermos, pero también de las trágicas muertes y sucesos inexplicables que ocurren en estos lugares.
De acuerdo a las leyendas entre los médicos y enfermeras, "La Planchada", una enfermera con un uniforme almidonado impecable que se aparece a los pacientes y personal.
Quienes, algunos la ven como una figura protectora, mientras que otros le temen.
De acuerdo a los comentarios de los doctores y enfermeras que trabajan de noche, hay hospitales embrujados, tienen una larga historia de leyendas sobre hospitales como el Hospital Juárez, donde los trabajadores han reportado apariciones, lamentos y sucesos inexplicables, intensificando la idea de que las almas en pena deambulan en estos lugares.
Los sismos de 1985 y 2017 causaron graves daños en el Hospital Juárez, y desde entonces, las apariciones y la sensación de presencias son más comunes, lo que sugiere que las tragedias vividas en sus muros contribuyen a la creencia en fantasmas.
Estas almas caminan por los pasillos de los hospitales como sombras rebeldes.
Los jóvenes médicos residentes que trabajan 36 horas sin descanso, el cansancio hace ver visiones y en ocasiones creen ver a “La Planchada”.
Se ha demostrado que tanto las enfermeras como los doctores que enfrentan jornadas de hasta 36 horas continuas sin descanso, sin comida y sin dormir, en ocasiones llegan a tener problemas físicos, mentales.
Romper el ciclo natural de sueño y vigilia provoca fatiga crónica, alteraciones hormonales y cardiacas, ansiedad, depresión y errores médicos que pueden costar vidas.
En la memoria colectiva del personal de salud ronda la figura: “La Planchada”, la enfermera fantasmal que —según la leyenda— aparece en las madrugadas para cuidar pacientes.
Pero no se trata solo de un mito. Es el símbolo de una generación de mujeres médicas obligadas a resistir lo inhumano, invisibles ante un sistema que explota su vocación.
El trabajo nocturno no forma mejores médicas ni enfermas. Es un sistema que normaliza jornadas antinaturales traiciona su razón de ser de cuidar la vida, la de ellos y sus enfermos.
Hoy, ellas no piden privilegios. Exigen derechos humanos básicos: descanso digno, alimentación adecuada, un espacio digno para descanso y condiciones laborales que respeten su salud y su vida.
Los verdaderos fantasmas del turno nocturno no son los que se aparecen en los pasillos, son las médicas residentes exhaustas, invisibles y rebeldes, sosteniendo un sistema que debería sostenerlas a ellas.