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La Justicia será el "talón de Aquiles" de Claudia Sheinbaum


 . BLAS A. BUENDÍA. ……………………

 El verdadero problema de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo en su calidad de primera Magistrada de la Nación y de su segundo piso de la Cuarta Transformación de la República es a no dudarlo, ¡la justicia!, analizó la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.

Precisó que en concepto de este Ateneo, el antepuesto problema deriva en la deficiente aplicación de los preceptos vertidos en el Pacto Federal, los cuales conducen a una raíz común; no se aplica o no se quiere aplicar la auténtica existencia de la separación de poderes. La referida ausencia provoca grandes desequilibrios institucionales que se convierten en fuentes inagotables de corrupción. 

En esta constelación de paradigmas, millones de mexicanos tienen la esperanza que la señora Sheinbaum no vaya a ser una burda copia de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien siendo el tristemente célebre líder de la Cuarta Transformación, mostró el rostro de un mesianismo atroz.

En su completa degradación expuesta en su mal gobierno, para él nunca existió respeto para la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a pesar de haberla juramentado, y si hablamos de justicia, tampoco hubo un ápice de disciplina porque desde que se convirtió en el Caín de Macuspana a sus nueve años de edad, se le hizo fácil transformarse en un asesino confeso tras haberle asestado un balazo en la cabeza a su hermano José Ramón López Obrador, el 14 de mayo de 1962.

Volviendo al tema La Justicia es el "talón de Aquiles" de Claudia Sheinbaum, el señor Lic. Ricardo Franco Guzmán, en recientes horas, ha efectuado un reproche de valor histórico dirigido a todos aquellos jueces, magistrados y/o ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que obedecen a órdenes inconducentes emitidas por el Poder Ejecutivo Federal o por el Poder Legislativo, según el jurista de grandes enseñanzas: ‘Cualquier profundo desequilibrio institucional es, en definitiva, corrupción’’.

Para grandes togas independientes de la República es muy criticable que los impartidores de justicia anden ensuciando la toga al obedecer y cumplir órdenes de sus superiores jerárquicos y/o de aquellas que son emitidas por los diversos poderes de la Federación.

No somos escasos los que pensamos que nuestros queridísimos Constituyentes  del 17 temían que, después de una larga dictadura se produjese un desbordamiento de tendencias ácratas que expandieran  o pudieran conducir a la invasión o destrucción de las instituciones  básicas del Estado, por excesivos afanes de participación.

En la opinión de diversos legisladores y togas independientes que no coinciden con la forma de pensar de algunos gobernantes: México no merece ni aquél y ninguna otra nueva dictadura.

El Ateneo de Estudios Jurídicos Penales del Colegio Nacional de Abogados expone: en décadas recientes, nuestra Constitución digna y decente fue aprovechada para el descontrol y corrupción de un poder que fue ejercido sin escrúpulos y al margen del Derecho, del interés público y del bien de México.

Frente a esa infortunada realidad, solo existe un mecanismo efectivo de limitación y vigilancia que lo es una justicia digna que no se encuentre ni invadida ni acosada por ningún otro poder.

La balanza de la justicia es un símbolo que representa la equidad y el equilibrio en el sistema judicial. Su origen se remonta a la antigua Grecia, donde se asociaba con la Diosa Temis, la personificación de la justicia y la ley.

La balanza simboliza la imparcialidad y la objetividad en la toma de decisiones judiciales. La balanza que se configura en el desarrollo imparcial de la justicia, ésta podría ser ciega, pero para la Diosa Temis no hay invisibles. En su simbología, sostiene en una mano la representatividad del equilibrio y la equidad en la toma de decisiones judiciales. Indica que se debe sopesar y evaluar de manera imparcial las pruebas y argumentos presentados por las partes en un proceso, para llegar a una resolución justa y equitativa.

¡Es cuanto!, puntualizó la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., la cual preside el reconocido penalista Alberto Woolrich Ortiz.

 La historia no miente

Los dos asesinatos que “El Peje” cometió cuando era niño, primero, López Obrador de 9 años de edad, el 14 de mayo de 1962, mató de un balazo a su hermano José Ramón, con una pistola calibre 22 que Andrés Manuel le había robado a su padre.

Los hermanos habían tenido un pleito de chamacos minutos antes del asesinato y aunque “El Peje” aseguró años después que la muerte de su hermano, “había sido un accidente”, la verdad es que en aquella época Andrés Manuel era muy violento y acostumbraba enfurecerse fácilmente y atacar alevosamente a quien fuera que lo hubiera hecho enojar, como se demuestra con el pleito que tuvo un año después del asesinato de su hermano, en 1963, con su aparentemente amigo José Ángel León Hernández, con quien López Obrador estaba jugando béisbol, surgiendo una divergencia entre ambos por una jugada liándose a golpes, pleito del que José Ángel llevó la mejor parte y se dio la media vuelta para irse, ante lo que un iracundo López Obrador agarró una dura pelota de béisbol y se la lanzó con potencia a José Ángel (“El Peje” era pitcher), a la nuca, pegándole con gran fuerza provocándole una conmoción cerebral inmediata y un profuso sangrado, lo que lo llevó a un estado vegetativo, muriendo años después, luego de una larguísima agonía.

Testigo de este asesinato de Andrés Manuel López Obrador lo fue Carlos Manuel Rovirosa Ramírez, a quien “El Peje”, cuando fue líder estatal del PRI en Tabasco, lo hizo diputado local. A lo largo de su vida política, encumbrado en la Silla Presidencial de Palacio Nacional, se le vinculó con altos padrinos del narcotráfico, atribuyéndosele el calificativo #NarcoPresidenteAMLO.

La familia de Andrés Manuel tuvo que huir de Macuspana para evitar represalias en contra de su hijo, todo lo cual lleva a la conclusión de QUE LÓPEZ OBRADOR ES UN ASESINO, porque no sólo mató a su hermano de un balazo, dizque por “accidente”, sino que un año después, teniendo casi 11 años de edad, mató a traición, con premeditación, alevosía y ventaja, a su amigo José Ángel León Hernández, lo que lo convirtió en un asesino frío y calculador.

Todos estos antecedentes penales en contra del que fuera el execrable presidente de México (2018-2024), están asentados en la carpeta de investigación TAB-140562-DOC-1122, misma que aparentemente fue “extraviada” por el propio fratricida cuando fungió como alto funcionario público en el estado de Tabasco.

 

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