En manos de la 4T, la política mexicana ha perdido la mística y los códigos de ética de gobernanza

. BLAS A. BUENDÍA. ………………………………………….

En la política mexicana contemporánea se ha perdido la mística del Respeto y la Caballerosidad, ya que lejos de utilizar un lenguaje sacramentalmente diplomático legislativo se incurre a las expresiones de barriada, que internacionalmente la dibujan de poca cultura parlamentaria, que a nivel global México se ha transformado en el esperpento bufón y mamarracho del Planeta.

Es el atípico caso de un "senador" de izquierda llamado Gerardo Fernández Noroña, a quien le han indilgado apodados de mil maneras: "Norroña", "Chango León Legislativo”, “Homínido Noroñapitecus”, “Caucásico Mongoloide”, etcétera, un misógino en potencia que lo transforma como un porro potencialmente peligroso, que lo contrasta drásticamente con el rango “institucional” que está asumiendo, en tanto que la población reprueba que la imagen de México sea vulnerada por un presidente de la Cámara Alta con un comportamiento altanero, soez y prepotente, surgido del fenómeno de la kakistocracia.

Para la sociedad en su conjunto, la política mexicana contemporánea parece haber perdido la esencia del respeto y la caballerosidad, remplazándolo por un lenguaje más informal y hasta agresivo. Para millones, “la política es el estiércol de la vida mexicana”, es decir, entre el pueblo, jocoso se escucha: “…Si vives de la política, y comes caca, no tienes ni porque hacer gestos…”

El caso del famoso "Chango León Legislativo" es un ejemplo claro de esto. Como presidente del Senado de la República, “su comportamiento orgulloso, grotesco y dominador”, ha generado sátiras y desasosiego.

Más aún, la pena moral de Gerardo Fernández Noroña de no respetar los amparos sobre los temas de la reforma judicial, es un desarrollo preocupante en la política mexicana.

Los amparos son una herramienta constitucional que protege los derechos individuales y colectivos, permitiendo a los ciudadanos impugnar decisiones gubernamentales o judiciales que consideren injustas. En el contexto de la reforma judicial, la falta de respeto a los amparos podría tener implicaciones graves.

Erosión de la independencia judicial: La reforma judicial busca reorganizar el Poder Judicial, pero ignorar los amparos podría socavar la independencia de los jueces y magistrados.

Desprotección de derechos: Los amparos son un mecanismo esencial para proteger los derechos humanos y constitucionales. Ignorarlos podría dejar a los ciudadanos vulnerables a abusos del poder.

Inestabilidad institucional: La falta de respeto a los amparos podría generar inestabilidad en el sistema judicial y político, ya que se cuestionaría la autoridad y legitimidad de las instituciones.

Es fundamental que se garantice el respeto a los amparos y se protejan los derechos de los ciudadanos en el proceso de reforma judicial. La transparencia y el diálogo entre los poderes del Estado son clave para evitar esta "nueva locura" y asegurar la estabilidad democrática en México. En pocas palabras, la Cuarta Transformación se empeoró ya que los detractores del oficialismo la siguen considerando como la Cuarta Degeneración.

Se afirma que es incoherente que una persona grosera hable de moral cuando sus acciones son prosaicas e instigadoras que solo lo delatan como un patán. En México, la lucha contra la misoginia y la violencia de género, es un tema urgente que requiere atención y acción. Es fundamental promover una cultura de respeto, igualdad y justicia para todas las personas, independientemente de su género o posición social.

El Estado mexicano —hoy en manos de la izquierda kakistocrática— eligió al citado personaje demarras, para ocupar la presidencia senatorial por un año. No ha respetado los protocolos del parlamentarismo mexicano, lo que pone en duda que tenga acuerdos civilmente parlamentarios. En la historia de la Cámara Alta jamás se había exhibido a un tirano que diciente con todo mundo, sin importarle el género.

De igual forma, el nombramiento de Gerardo Fernández Noroña como presidente del Senado de la República en México ha fundado intranquilidad debido a su historial de un proceder misógino machista y falta de respeto hacia los protocolos parlamentarios. Esto ha llevado a cuestionar su capacidad para establecer acuerdos civiles entre los legisladores, incluso hasta con su propio entes de izquierda.

La situación es especialmente grave considerando que México ya enfrenta problemas de violencia contra las mujeres. Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, el 70.1% de las mujeres de 15 años y más, han experimentado violencia en algún momento de sus vidas.

Además, la violencia feminicida es una forma extrema de violencia de género que puede culminar en homicidio. Frente a este paradigma, es fundamental que los líderes políticos promuevan una cultura de respeto y de igualdad de género. Es como dice la expresión teológica, “dejar a la ‘iglesia’ en manos de Lutero”, dilucidando que el senador Noroña desde que saltó a la escena trágica de la política mexicana, ha sido un personaje rapaz, peligroso y vengativo, escuela propia del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

En este contexto, la elección de Fernández Noroña como presidente del Senado puede ser vista como un paso atrás en la lucha por la igualdad de género y la justicia en México.

Al reconsiderar que el fenómeno de la kakistocracia lamentablemente invadió todos los espacios del poder mexicano, no dejará de ser un tema permanentemente neurálgico y alarmante.

La kakistocracia se refiere a un sistema de gobierno en el que los líderes son ineptos o corruptos, lo que puede llevar a una falta de confianza en las instituciones y una erosión de la democracia, a pesar de la simulación que ha empleado el mismo Gerardo Noroña, “convertirse en un impoluto político” cuando en los hechos no lo es.