Aumentan y las amenazas que elPresidente de EU. Donald Trump
- Chronos
- 31 ene
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RICARDO MONREAL AVILA
Lo acontecido entre los Gobiernos de Estados Unidos (EE. UU.) y Colombia el pasado domingo, por el tema de la repatriación de nacionales del país sudamericano, nos muestra el nivel de tensión, estrés y fragilidad que existe en la región por el tema de la migración.
En el caso en comento, el primer mandatario de Colombia, Gustavo Petro, se enfrentó a la administración de Donald Trump, al devolver dos vuelos de deportación, en protesta por el trato que se dio a las personas repatriadas.
Esto causó una fractura en la relación bilateral. Petro anunció en redes sociales que bloquearía los vuelos militares estadounidenses de deportación y advirtió al Secretario de Estado de la Unión Americana, Marco Rubio, que no permitiría que sus connacionales fueran traídos esposados en vuelos.
Esta postura denodada o intrépida del Presidente colombiano tuvo un impacto inmediato en la región, que lucha por definir cómo responder a la Presidencia estadounidense.
Apenas el martes pasado se difundió la noticia de otro caso de deportación hacia una nación latinoamericana, mostrándose cómo las y los guatemaltecos deportados desde EE. UU. fueron recibidos en su país.
El avión estadounidense que los trasladó aterrizó en la zona militar del aeropuerto de Ciudad de Guatemala, mientras aeronaves militares realizaban ejercicios en el aire.
Las y los deportados fueron recibidos calurosamente por autoridades guatemaltecas, incluyendo a la vicepresidenta Karin Herrera, quienes les dieron la bienvenida de manera afectuosa; a su llegada, se les ofreció un refrigerio en un centro especial para personas deportadas.
Según declaraciones de la propia vicepresidenta de Guatemala, el flujo de deportaciones se había mantenido constante incluso desde antes de que iniciara el segundo mandato del republicano, con la única diferencia de que en esta ocasión se está haciendo uso de aviones militares para algunos vuelos.
La funcionaria evitó hacer comentarios sobre la controversia entre Colombia y EE. UU. respecto al uso de estas aeronaves, enfatizando que su prioridad es el bienestar de sus compatriotas y el respeto a sus derechos fundamentales.
Afortunadamente, en el caso de las tensiones entre los gobiernos de EE. UU. y Colombia se encontró un cauce diplomático de solución al impasse que solo duró unas horas.
Sin embargo, la atmósfera de las relaciones entre el norte y el sur del continente se puede cortar o empañar con una pluma, especialmente entre los Gobiernos calificados como “izquierdistas” por la propia administración estadounidense y el nuevo equipo que llegó a la Casa Blanca y al Capitolio.
No obstante, lo primero es reconocer que EE. UU. tiene todo el derecho a instrumentar sus políticas migratorias dentro de su territorio, como parte de sus decisiones soberanas.
El derecho a admitir o rechazar ciudadanos de otras naciones es consustancial a cualquier Estado Nación y no está a discusión en este momento.
El tema en discusión son las condiciones y formas bajo las cuales se aplica esta facultad soberana, cuya limitante es el respeto a los derechos pro …
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